Todas esas cosas que te diré mañana

 

Todas esas cosas que te diré mañana

    Tras varios meses sin publicar a causa de la falta de inspiración, he decidido publicar este post para recomendaros el primer libro que me he leído en esta temporada estival. El buen tiempo, la luz natural, junto con varios períodos de aburrimiento en los que las redes sociales están más que vistas, es la oportunidad idónea para retomar el hábito de la lectura.

    La escritora de este libro titulado Todas esas cosas que te diré mañana es la misma que la de la reseña anterior de Persiguiendo a Silvia y Encontrando a Silvia; Elísabet Benavent. Cabe acontecer que a lo largo de esta reseña habrán spoilers que me ayudarán a explicarme con mucha más claridad. No será una reseña convencional, sino hecha desde un enfoque personal, adaptada a las necesidades expresivas. Empezaré por un breve resumen del argumento para situar la historia y seguiré con las diversas características que hacen tan especial este libro.

    Quizás, no haberse leído el libro antes provoque que leer esta reseña sea todo un sinsentido; ya que se expresan detalles y opiniones que no se entienden del todo si no se ha leído previamente esta novela. De todos modos, sed bienvenid@s.

Resumen

    Tristán y Miranda llevan ya unos 4 años juntos en Madrid. Sin embargo, una repentina mañana todo termina para ambos. La relación se ha desgastado con el paso del tiempo y los intereses individuales han crecido más que los comunes. Esa noche, Miranda duerme sola en el que fue el piso de ambos. Pero los días siguientes se convertirán en un viaje al pasado que le hará recordar momentos claves; viajes, cenas, eventos, conversaciones profundas, visitas, discusiones… Todas esas cosas que entenderá para poder enfrentarse al mañana.

La estructura

    Una de las principales características que me gustaría empezar a describir es la estructura de esta novela, puesto que no es la prototípica que se espera en el género romántico. No hay una secuencia clásica de los hechos, ya que la mayoría de los capítulos corresponden a un salto temporal diferente en el que tanto la protagonista como los lectores no saben qué va a ocurrir en las siguientes páginas. Esto hace que el final no sea predecible, porque a medida que va avanzando la trama, la relación de Miranda y Tristán se va complicando cada vez más. Esto hace que dudemos entre si el desenlace va a ser bonito o triste.

    Cierto es que en el desarrollo de los hechos, cuando Miranda es conocedora del día en el que se ha despertado, ya es consciente de todo lo que va a ocurrir. Es por esto que intenta acontecerse a escenarios fatídicos e intentar arreglarlos para evitar que su relación con Tristán fracase como lo acaba de vivir en el presente.

    Uno de los motivos por el que la protagonista está interesada en viajar a través del tiempo se debe al interés por arreglar su amor, por sacar a flote su relación, puesto que ama a Tristán y siente un gran vacío el tener que alejarse de él. Gracias a los saltos temporales, el lector puede experimentar de cerca cada una de las etapas de la relación pasando por reflexiones profundas de Miranda que hacen emocionarse de todas las formas. Este es uno de los aspectos que le da un gran valor a este libro, puesto que se vive la dura evolución de una relación desde sus inicios hasta su ruptura, así como el desgaste del tiempo pasando por sus momentos más críticos.

Qué hace que Miranda viaje a través del tiempo? Pues entender.

    La escritora no especifica el porqué de los viajes temporales que transcurre la protagonista. Quizás así ha querido invitar al lector para que haga sus propias especulaciones. Al fin y al cabo, se entienden los saltos al pasado como una manera de rememorar escenas importantes de la pareja. Sería como una oportunidad que escoge Miranda para revisar su relación de principio a fin para que así logre entender su situación actual, haciendo así referencia al propio título del libro Todas esas cosas que te diré mañana. Entender, ese es el objetivo principal de toda esta novela; recordar, analizar, comprender y evaluar, para después poder avanzar. Esto se puede observar en los diversos momentos en los que Miranda intenta cambiar su pasado, rectificando sus errores y dándose cuenta de que no puede cambiar el presente, que es el fin de su relación con Tristán. Esta es una lección que nos deja ver que la clave está en entender lo que ocurre, en asimilar el pasado para poder vivir correctamente el presente sin ningún lastre que impida seguir adelante.

Tristán y Miranda

    Otro rasgo de la novela del que he disfrutado y admirado es de la caracterización de los dos personajes principales y cómo se ha definido su relación. Tradicionalmente, en el paradigma romántico siempre suelen haber cosas en común entre los dos miembros. Una película preferida, una comida favorita, una afición en común… No obstante, estos dos protagonistas no tienen nada que ver el uno del otro. Ambos se califican cariñosamente como “raros”, puesto que cada uno posee gustos diferentes. Y aunque en esta pareja predomina la rareza, logran congeniar exitosamente.

    Todas estas distinciones notables entre Tristán y Miranda influyen significativamente en la toma de decisiones, especialmente en el momento en el que su relación empieza a tambalearse. Como ya se ha dicho anteriormente, el motivo por el que la relación fracasa es que los intereses propios pesan más que los comunes, especialmente los de Tristán. Un personaje que expresa sus pensamientos en diversos capítulos del libro y que pasa de ser un chulo sin corazón a un enamorado con creces.

Desmitificando Madrid

    Durante la novela, Tristán experimenta diversos cambios en su vida que le han hecho madurar sobre algunos temas muy corrientes entre la población joven actual. Siendo este otro de los aspectos que me han fascinado de este libro. Él se ve obligado a emanciparse hacia Madrid para encontrar un empleo estable que le permita ser independiente, a pesar de que no le fascina demasiado su trabajo. Este es uno de los factores que a priori no da demasiada importancia, pero que posteriormente influirá en la ruptura de la pareja.

    Además, es un personaje que me gusta porque logra desmitificar la idílica visión que tiene mucha gente de Madrid. Logra romper con el prototipo de que esa ciudad acoge tiernamente a todo aquel que empieza allí una nueva vida y que es un sitio donde todo el mundo tiene cabida. Pero lamentablemente, Tristán es un inadaptado, un individuo fiel a sus orígenes que no logra adaptarse a la gran metrópoli. El estrés también es uno de esos factores que consume su relación con Miranda. La autoexigencia, el trabajo constante, la rutina y la mala alimentación es algo que le va disminuyendo la motivación por esta allí, por ella. No consigue que Madrid le acoja y solamente se refugia en aquellos aspectos que le mantienen firme en la ciudad; su trabajo y Miranda. Es feliz simplemente gracias a esos dos motivos, sin embargo, en Vigo es feliz con él mismo porque sabe que ese es el lugar al que pertenece.

    Durante los viajes temporales también se plantean temas conversacionales en la relación muy interesantes como es el debate de casarse o no y de tener familia; la decisión de vivir juntos; llevarse bien con cuñados y yernos…

Entender y vivir la relación de pe a pa

    Una característica que me gustó bastante fue la transición de la relación, sin hacerse demasiado pesada. Todo transcurre smoothly y cada uno de los pasos que se dan para poner fin al conflicto ocurren razonablemente. Todas las decisiones se toman por encima del amor que sienten, como sinónimo de éxito y bienestar personal. Y es que hay veces en las que uno/a tiene que ser egoísta por mucho que le duela. Además, haber disfrutado de toda la relación de principio a fin hizo que sintiese realmente tristeza en el momento de la ruptura. Es por esto que el final del libro me costó leerlo y tuve que realizar diversas pausas porque no quería que sucediese lo peor. Verdaderamente, logré empatizar con los personajes y entender así el final cerrado y triste, pero totalmente comprensible para que ambos fueran felices.

    A la vez que Miranda conocía ya de antemano el final de su relación con Tristán y sus principales razones, el lector va confirmando a lo largo de la novela la ruptura ya acontecida. De hecho, al principio del libro ya aparece una escena similar que dibuja el final de Todas esas cosas que te diré mañana. Personalmente, mientras leía el desenlace me estaba autoconvenciendo de que el final se podía cambiar con las modificaciones del pasado, sin embargo, no quería admitir que la ruptura era inevitable.

Un desenlace agridulce

    Para terminar, es innegable calificar esta ruptura como triste y bonita a la vez; dolorosa y liberadora. Por las cosas maravillosas que se dijeron y, a la vez, los argumentos que tenía cada personaje para dejar atrás todo lo que habían construido y empezar así una vida mucho más plena y significativa. Es por eso que a continuación os dejo algunas páginas de esa ruptura tan emocional que leí lentamente intentando asimilar cada frase que reflejaba lo peor y lo mejor de terminar esta significativa historia.


    


¡Qué suerte haberme topado con este magnífico libro! ¡Elísabet Benavent nunca deja de sorprenderme! ¡Nos vemos pronto!

Comentarios

Entradas populares