Parties
Este post está inspirado en el podcast Anything goes with Emma Chamberlain, en concreto con su episodio Parties, el primero que escuché, que me llamó la atención y que ha modificado mi manera de ver las fiestas. He estado varias semanas trabajando en él e intentándole aportar mi perspectiva, así como ese punto vanguardista.
Para entender este enfoque, nos sentaremos en una de las butacas del palco. Para ver la fiesta desde otro punto de vista. Como si de una obra de teatro se tratase.
"Gente, música y bebida"
Primeramente, observemos los elementos que componen una fiesta. Simplemente gente, música y bebida. Esto, sin pensar demasiado, solamente permite bailar, beber y socializar. Tres actividades muy sencillas que limitan la inclusión de otras. Casi siempre por la noche. Por lo tanto, viéndolo desde esta perspectiva, las fiestas son aburridas. Durante muchas y altas horas de la madrugada se efectúan exactamente las mismas acciones, sin importar el tipo de fiesta.
"El antes y el después de una fiesta"
En segundo lugar, encontramos uno de los protagonistas en este teatro: el alcohol. El componente que aliña cualquier fiesta del que la vasta mayoría de participantes consume para entregarse a sus efectos. Sin embargo, ¿Qué hay de la gente abstemia? Esta es muchas veces juzgada por la sociedad por el mero hecho de no querer beber alcohol por decisión propia ¿Se sienten estas personas presionadas? Es una sustancia dependiente que transforma la noche. La que provoca la diferencia entre el antes y el después de una fiesta. Una solución para muchos de perder la vergüenza y atreverse a hacer cosas que tal vez luego no se sientan orgullosos.
Al día siguiente, la mayoría de los participantes se arrepienten de haber bebido tanto esa noche. Te levantas tarde habiendo perdido parte del día siguiente. Con la cara hinchada, llena de restos de maquillaje, el cabello sucio, la ropa que huele inevitablemente a tabaco, la habitación hecha un desastre; en el caso de vivir con tus padres, una entrevista que luce interminable por parte de alguno de ellos. Dando explicaciones como si todo se tuviese que justificar.
“De una realidad metódica y recatada a un surrealismo esperpéntico”
Poco a poco, empiezas a despertar e inicias la recuperación tanto física como psicológica de la noche anterior. Empiezas a recordar lo que hiciste y con quién hablaste esa noche. Y piensas, ¿Cómo llegué hasta ese punto? Es ese el momento en el que las interacciones sociales tienen lugar. El estado en el que estabas es la única razón por la que has decidido entablar conversación con determinada gente. En donde se pierde el control de la personalidad y la falsedad va dando rienda suelta allá por donde se interacciona. Los borrachos no siempre dicen la verdad, sino al contrario. Se trata de un aterrador cambio de personalidad. Cuando uno está sobrio/a, solamente dice grandes verdades o grandes mentiras. Todo se lleva a la exageración, a los extremos y a los desajustes que pasan de una realidad metódica y recatada a un surrealismo esperpéntico. La noche deforma; el alcohol, el cansancio y el sueño emborrachan ¿De verdad es eso lo que todo el mundo espera cuando asiste a una fiesta? Es todo un proceso de transformación de la realidad como si de un hechizo se tratase.
“Las mejores fiestas son las más pequeñas”
Al fin y al cabo el factor que más determina la diversión en una fiesta es la compañía. Por esta razón, llega un momento en el que las fiestas masificadas en sitios exclusivos y con artistas invitados se convierten en celebraciones superficiales. Pasarse la noche entera esquivando a gente, haciendo colas infinitas para pedir bebida e ir al servicio, buscando constantemente a tus amigas, haciendo viajes hacia fuera por culpa del agobio y del calor… Estas fiestas serán las más entretenidas, pero no las más divertidas. Es aquí en donde hay que tomar consideración de que las mejores fiestas son las más pequeñas. Estas son acogedoras, amigables, familiares, seguras, caseras y sobre todo inolvidables; llenas de infinitas anécdotas.
“En conclusión… la idolatría de las fiestas”
En conclusión, este ha sido un punto de reflexión e inspiración alrededor del concepto de fiesta, muchas veces tratado con estigma, superficialidad y falta de realismo. Se ha tratado de dar diferentes enfoques subjetivos sobre lo que supone salir de juerga, siempre desde el respeto y bajo un determinado punto de vista. Con esto, se intenta romper el melón, el techo de cristal que envuelve la idolatría de las fiestas. Un tema que pocos levantan la cabeza, dejan la botella, apagan la música y observan desde el otro lado; piensan y reflexionan críticamente. Una acción necesaria para cualquier mundano.



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