El placer del error
Partiendo de la base de que un simple aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami en la otra parte del mundo, toda acción tiene una consecuencia. Cada momento de la vida es como una ficha que cae y que a su vez empuja a la siguiente. Un puro efecto dominó a escala mayor. Porque una decisión, por pequeña que parezca, puede desatar el mayor de los caos.
Así se sintió Tokio el día que aceptó empezar a formar parte de la banda. El día que las fichas comenzaron a caer, a sentir placer en el éxito, a sentir euforia al poder tomar las riendas para controlar el atraco más grande de la historia.
Sin embargo, llega un momento en el que todo se desmorona. El castillo repleto de naipes ha empezado a derrumbarse. Es cierto, la situación ahora está fuera de control. Nadie le teme a nada hasta que la muerte llega. Es la única bala que no se puede esquivar. Y de ahí, de esa acción, aunque la vida terrenal se haya terminado para ella, una gran consecuencia acaba de conquistar a todas esas ciudades con mono rojo. Un rojo pasión, un rojo sangre, un rojo que indica peligro y grita que la guerra no ha hecho más que empezar. Una mariposa que a su vez ha provocado un tsunami.
Y es que la frase de "lo que no te mata te hace más fuerte" es una verdad como un templo. No hay algo más placentero que vencer después del fracaso. De resurgir entre las cenizas. De limpiarse el polvo y de volver al ruedo.
Sin ninguna duda, el error es la manera más satisfactoria de aprender. Porque sin error no hay progreso, y sin progreso no hay aprendizaje. Es el impulso, es el push que nos tiende la mano y nos invita a seguir adelante. El error es toda una oportunidad para hacerlo mejor, para darse cuenta de que nada es perfecto. El error es un acierto de fuerza, motivación y superación. Es la señal o el indicio que nos dice "deténgase unos minutos, reflexione sobre lo que está haciendo y después, tome la decisión que solamente usted crea que es la correcta".
El error nos aporta fortaleza, nutrientes para crecer como personas, nos da herramientas para continuar. Para diseñar otro plan siempre mejor que el anterior que nos llevará a la felicidad, al placer por haber errado, por haberte dado cuenta de que no lo estabas haciendo bien. Y que, gracias al error estarás cada vez más cerca del acierto. De la victoria, de la satisfacción de que, aunque no lo parezca, todo esto solo puede ir a mejor.


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